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Mostrando entradas de septiembre, 2007

ORTEGA Y GASSET. ¡Qué listos eran!

"Con estos vientos cálidos de "revolución" , se acumula el polvo de los tiempos en mi balcón" Parece mentira. Cada cual hace de su capa un sayo. Se practica alegremente el lánguido deporte de confundir el culo con las témporas. Témporas de plegaria practicaría yo, para pedir el cese de las "hostialidades" políticas y del maniqueísmo gobernante. Por lo visto, Ortega y Gasset no está bien visto por esa porción de la tarta podrida llamada "izquierda", y aún más: el sector más hediondo de esa porción, el nacionalismo , le achaca todos los males del centralismo de Madrid. Pero se ha leído algo esta gente... Ortega, profundo y eterno, ahonda en los males de España desde èpocas inmemoriales, desde antes de la reconquista (que no fue tal, según él). No compartía el dualismo izquierda/derecha, y yo pienso igual. Creo que es la única dimensión del mundo que carece de esta cualidad taoísta, porque según el reparto de etiquetas, atribuir las bondades del mu

¿Nadar entre cascotes? Me suena.

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Lo dije en otro sitio. Hace tiempo. Vienen temporadas de marea alta, y con obstáculos. Aunque sepas nadar, el agua de la vida viene con tropezones, el río del devenir esta alventado. Se acaba el verano y empiezan las tareas rutinarias. Pero los años nos regalan experiencia y carrete. A mis treinta y (ya) muchos, comprendo y entiendo que la vida no es tan complicada como muchas veces nos parece. El miedo, vestido de prudencia, es una tela fina, vaporosa como dicen ahora, que podemos desgarrar sin esfuerzo. Bueno, sin esfuerzo es un decir. Cuesta mucho hasta que apreciamos que las "cosas" en general no tienen tanta complicación. Trabajar, estudiar, clases "externas", visto así suena estresante. Pero tengo que reconocer que tengo cuentas pendientes con los asuntos que no hice en su momento, que el dia sólo tiene veinticuatro ratos, y que cuando llego a casa, me recibe el nirvana de mi pequeña felicidad, la calma tibia, mi parquecito "zen" que me rasca la espa

Blanco y lluvia.

Serían las nueve y cuarto cuando llegamos al restaurante "PUBLIC". Las putas asalchichonadas figuraban como mojones, en las esquinas. La calle Desengaño hace honor a su nombre, esto es Madrid: lado oscuro del sexo y solana luminosa de la libertad en la calle. Dualismo a flor de piel y a ras de asfalto. Dentro del local, esquisitez en los decorados y en los platos; traspasando el cristal, comercio de fluidos y de placeres robados al alcohol. Y mucha gente. La Gran Vía a rebosar, y no precisamente de cultura. Jóvenes de fin de semana, macarras, variedad de colores, de olores, y en un rinconcito de la muchedumbre, dispersos y discretos, la gentecilla normal, la que salía a ver cómo era eso de visitar museos a deshoras. Sin querer, las pupilas se fijan en la gente sin color, sin tatuajes, que no grita, que no desparrama, que mira su guia con discreción. Llama la atención porque somos especie en extinción. Aparece la lluvia. La gente se pega a los edificios. Una riada humana se ag

La noche en blanco

Sábado tíbio y soso de septiembre es éste. Sábado de sábanas pegadas, sábado de coladas a regañadientes. Bien. Pues hoy dia veintidós y sábado, Madrid se va a vestir de tumulto, de regueros de piernas andando, de gente, todo ello adornado con la vitola de la cultura grapadaen la oreja por gentileza de nuestro alcalde. Aires de modernidad, aires viciados de despacho de Bruselas, Madrid es Europa. Qué bien. Gallardón es un mosquito que acude con rapidez al aire caliente de los focos: " La noche en blanco es cultura que se respira en las calles de Madrid". ¡Cuanta palabra gratuita y qué poco significado!. " Érase un hombre a un atril pegado. Érase un edil de cháchara superlativa. Érase un busto adocenado". A sus palabras añado yo las mías, que aunque no sea un hombre público soy un hombre libre, todavía. Hartos estamos los que nos sabemos ya esta cartilla. Se nos caen las tapas del "traductor de promesas políticas" de lo usado que lo tenemos. Sabemos que la

Talón de Amores

Me resbala el qué diran. No me afectan los rumores. Odio los cuchicheos. Ejerzo con absoluto orgullo el sano deporte del vive y deja vivir. Tengo corazas invisibles para todas las nimiedades de la vida, y también para los balcones del miedo. Llevo con mano firme las riendas que manejan los corceles del nervio. Aplico tranquilidad a las heridas que produce lo inesperado. Recibo con las rodillas en tierra y a portagayola toda la parafernalia de protocolos y modas insulsas que impone la vida de máscaras que impera hoy en dia. Pero tengo un hueco en mi caparazón. Un agujero por donde se escapa la luz de mi alma. Válvula de escape de mi corazón solitario por donde te colaste un día. Por eso, diariamente, sufro el "mono" de la sana adicción a tí. Ese hueco en el escudo del armadillo es a la vez fuente de vida y cueva luminosa por donde cabe una puñalada mortal. Es mi punto débil; el talón de amores que me lleva al paraiso y el abismo por donde me puedes arrojar a la angustia. Porqu

EL DESAYUNO DEL ENCIERRO

Cuenta el periódico hoy, que en Móstoles, pueblo que plantó cara a los franceses almorzando migas manchegas y cenando gabacho, se ofrece para después del encierro de las fiestas patronales, un desayuno gratis a base de huevos fritos y beicon. Un encierro es la versión igualitaria y democratizada del arte de los toros; un graffiti manchado de calimocho, al lado de un Velazquez con perfume de magia divina. Foto humeante en el diario que rezuma náusea de colesterol; se ven las paelleras en su fogoso crepitar, donde las tiras de cerdo se retuercen y los "morenos" se apuntillan. Sonar de cacharros, me imagino, y delantales blanquísimos anunciando algún producto limpiador. Demasiado alimento para tan poco mérito. Curiosa mezcla ésta: Siglo veintiuno galopando, humanidad sumergida en "chips" y retorno a la vida frugal, y por esos pueblos del señor, para enjugar el sudor de los que corren delante de los "morlacos" ( y de los que no), se prepara un desayuno que ni

PASEO Y ANHELO

Pisando la calle se mezclan mundanías, sentimientos palomas y gente andando indiferencias y afectos. La brega diaria del paria papeles que vuelan al viento y yo me acuerdo del árbol aquel que dejé en el pueblo Capitán de soledad y aquellos escritos inciertos testigos de garabatos mortaja en papeles muertos Entre tanto la ciudad tosca y sin firmamento encalla en la soledad impersonal movimiento. Palabras que ya no salen palabras que son aliento mi mente y un triste árbol el mirlo blanco del huerto Allí la quietud reina paz eterna, yo lo siento, aquello dura y pervive blasones para los muertos Versos de humo y de piedra y mientras tanto el silencio acariciando al atlante madera y castaño viejo.

OTRA VEZ GRAN HERMANO

No sé por qué extraño impulso, a veces, nos sentimos atraídos por un bodrio; por la versión resobada de algo que sabíamos cómo se las gastaba. A mí me pasa. Pero creo que es porque cada vez que me encaro con la televisión y veo como se mueve el personal en la casa de Guadalix de la Sierra, no dejo de asombrarme de cómo se puede hacer un caldo, con los componentes pasados de fecha, y que le guste al personal.No encuentro explicación a lo que debería ser fácilmente explicable. Pues el otro día empezó Gran Hermano. Cogí ya el primer capítulo empezado, y comprobé que la carnaza que han lanzado esta vez dentro de la casa tiene, cambiando la frase, "mucho desperdicio". Un periodista rebuzna, y el eco rebota en la tapia de la cerca de lo absurdo: "Los responsables de la productora han querido reflejar cómo es la juventud en España". Glub. Puagg. Me resisto a pensar que los jóvenes son así. Me resguardo, penitente, del chaparrón de vulgaridad, ordinariez, "buenrollismo

ASOMADO AL BALCÓN

Olvido y realidad Son los únicos compañeros De los objetos muertos. Yo te tengo a ti Tú me tienes a mi Ellos, sólo al silencio Pregúntale a la cortina Que baila lánguida y fría Al capricho del viento ¿quién se apiada de ti alféizar gastado por los años y por los elementos? Sois parte como yo De todo lo que habita por aquí Bajo el firmamento. ¿Quién siquiera se acuerda de ti pobre macetero, tostado por el sol quién te da alimento? Sólo el olvido te conforta El tibio devenir te da sustento Y en la vaga y triste existencia Ni una mueca, ni una queja, ni un lamento...

Domingo, día de trabajo

Hoy toca jornada en la Universidad. Opositores de toda España vienen a la capital a asegurar el pan futuro que llevar a casa. Secretarios de ayuntamiento en interinaje que buscan la tranquilidad de una plaza fija, a costa de tragarse los "sapos" que los alcaldes de turno les pongan en la punta del hocico. Bien temprano me levanté y ya me atacaba el síndrome de abstinencia de la cafeína. Cambian los tiempos, sí, tanto como para que ya no haya cafeterías abiertas cuando despunta el alba. Ahora todo es franquicia de plástico, sin aroma a churro ni a cocina rancia. Cuando entré en la facultad, los semifuncionarios ya poblaban sus escaleras, sus pasillos, y arrastrando pesados carros, esperaban la hora en la que "volcar" todo lo que se ha memorizado en los meses anteriores; así es, por desgracia. Todo sigue igual, como en los sesenta, burocracia sostenida por cabezas convertidas en bases de datos. Me fijo en las paredes, en los tablones de anuncios, en las puertas, en la

¡Cuántas palabras perdidas!

A todo el mundo se le cruzan por la cabeza, en algún momento, ideas y sueños que merecen la pena que sean conservados; todo eso es belleza furtiva que se lleva el viento. ¡Se pierden tantas perlas del pensamiento al cabo del día! He decidido que no voy a dejar que las palabras se las lleve el viento ( por lo menos las palabras que valen para algo más que para divagar), y que voy a pasar por encima de los obstáculos voluntarios que nos imponemos en este "frenesí de la modernidad". Cuando haya coronado los cascotes de la "pérdida de tiempo", reiré a gusto; plenamente. Terapia. Disciplina. Cuaderno de bitácora de un observador incansable. Todos los días quedarán las hojas de papel impregnadas con la tinta de mis experiencias, con la proyección de la realidad en mis ojos. Hijos como somos de la tierra y del aire, no habrá momento en el que no se me escape la arena de las manos al apretar el puño, ni porción de aire que huya de mí, sin haber sido vivida por un instante..