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Verso y reverso

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El reverso es el contínuo esfuerzo que supone hacer algo mínimamente decente acerca de la dificultad y el gustirrinin de vencerla. El verso es para Arnaldo, que ya hace un año que se fue, y todavía sigue vivo en el corazón de todos los suyos y en facebook. Este año empieza y le falta algo algunas piezas Arnaldos. Pero hay que dejarte ir ...y seguir con entereza y luchar, y reir, y vivir ver lo bello entre la maleza y llevar, sobrellevar el trago amargo Dejarte ir, para seguir dejarte volar, para seguir volando y sólo a veces recordar...

Elogio de la dificultad.

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¿Por qué elogiar el esfuerzo? ¿Por qué minusvalorar lo fácil? Lo primero quiero hacerlo evidente, explícito, y rumiarlo durante dos días. Lo segundo no es del todo cierto. Aunque también habrá que darlo unas vueltas. Ahí queda.

Gilgamesh, Ulises, Perseo...

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Y salvando las distancias, al hombre de nuestro tiempo. Sólo se crearán unos cuantos versos para relatar la proeza del vivir día a día. Hombre actual, qué solo te encuentras ante la vorágine de tu destino. Qué prisas te gastas en tu existencia. Qué lágrimas derramas y qué poco abonan el suelo del cemento que pisas. Cuántas trabas a tu humilde existencia, cuánta hojarasca legal, cuánto fastidio laboral.Diez, quince, veinte hidras tendrás que vencer al cabo del mes, para disfrutar solo de manás y delicias de quince minutos. Firmes te esperan los setos de estos laberintos y vericuetos vacíos que merman tus fuerzas. Hombre que reinaste una vez y que te ha sido arrebatada la oxidada corona, con lo que humilla y lo que jode. Ya no nos quedan Enkidus para compartir un rato. Ya no hay Ítacas donde esconderse y respirar un rato, ya solo quedan momentos dispersos y volátiles donde poder oler la paz,a ráfagas, relamiendo la estela del adiós hasta dentro de otra eternidad donde tus ojos brillen. ¿

Roma y los videojuegos

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Los videojuegos sirven para entretener, normalmente ahí se queda su misión. No hace falta pedirle más a un desarrollo informático, de índole fantástico por lo general, cargado de sueños y de mundos virtuales. Pero también es verdad que cuando un trabajo está bien hecho, la documentación es abundante y fiel reflejo de la historia, y el apartado visual es asombroso, se reúne un triunvirato de virtudes que nos pueden hacer disfrutar de manera triple. Diversión, cultura y goce estético. No exagero lo más mínimo: Assassins Creed: La Hermandad . Así se llama un simple juego de consola, pero si quieres tener un primer acercamiento a cómo era Roma en la época del Renacimiento, si deseas conocer la influencia "Borgia" en sus escalones de poder, este es el modo más fácil (¿fácil?, es un decir) de trasladarnos a aquella época. En anteriores entregas, pudimos visitar, recorrer, escalar y hacer justicia en Monteriggioni, La Toscana, Florencia, Milán y algunas ciudades de Oriente. Ya fuera

Ojos de aguas turbulentas

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Miguel. Otrá razón. Un centro. Un eje. Algo sobre lo que rotar y por lo que vivir. Ojos que te hacen crecer y que guardan un océano de inocencia y de futuro. Miraría eternamente por esas dos ventanas grises. Ojos de aguas turbulentas, de mar bravo, de tormenta y de calma. Pone sus pupilas sobre mí y me doy cuenta de lo que ha menguado mi aura con la ya próxima cuarentena. Me taladra con su apabullante autenticidad. Ahora puedo decir que aquel rompecabezas desperdigado ha encontrado todas sus piezas. Reunidas quedaron hace unos años. Ensambladas con el tiempo y con el amor. Fundidas ahora con la cohesión de un alma inabarcable en un cuerpo de miniatura.

Zita

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Comentario a la novela "Zita" de Ana Uría, publicada en Gens ediciones. Subir al cielo y bajar al suelo, la almohada y la acacia. Zita y su mundo, que encierra universos. Toda la novela rezuma esencias del pasado, melancolías olvidadas que ya no importan. Caducaron. Una mujer que reside en una dimensión paralela, creada por ella misma, húmeda y fría en algunas páginas, seca y desolada en otros pasajes. Jirones trenzados con el hilo de la cotidianeidad. La atmósfera que todo lo envuelve, gruesa capa de poesía, tiene grietas amables por donde escapar al cielo y huir de la asfixia de la ciudad y de las banalidades. Esas mismas fisuras, sirven para regresar al seno materno de la realidad, a aquellas casas solitarias donde reencontrarse con los viejos retratos que dolieron en su momento. Varios personajes se suceden y deambulan por estos breves capítulos que languidecen con el paso de los dedos: El hombre (desnudo y en toda su extensión), Dios, los rebaños, la mugre de las Iglesia

Aquellas noches

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Dos de la madrugada, las tres, cuatro a.m. El reloj corría como una ruleta incierta, lenta, apenas iluminada por un ramalazo de luz que se colaba por la persiana. Una espalda encorvada y el respirar trabajoso de mi hermano me devolvían a la jodida realidad de las noches en vela. Lejos quedaban ya, en lo profundo de la almohada, los héroes, las aventuras eróticas y los precipicios insondables del sueño. A la vuelta de los años, aquellas noches en la habitación de dos camas se me agolpan en la memoria del dolor y del desvelo. Los recuerdos bañados en leche de la casa de mis padres y el asma de mi hermano que le partía el pecho al pasar el camión de la basura. Mil noches, sino más abrazando aquel sonido ronco y visceral de un respirar que agonizaba, intentando que se fuera ese demonio que se le agarraba, insistente, con las garras en la carne del desvelo, siempre de madrugada. Fue la primera vez que me encontré de cara a cara con una enfermedad que llegaba a provocar miedo y sobresalto en

Ruedas, pedales y rutas

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Desde que fijé mi retiro en San Fernando de Henares no he dejado de dibujar surcos en la vereda del Paseo de los Chopos. Según mi padre son álamos blancos, pero no vamos a entrar ahora en discernir si son galgos o podencos. Más de mil kilómetros de reflexiones internas, ojos abiertos al amanecer y viento fresco en la cara. He descubierto una afición. He entrado en la mina de los tesoros de andar por casa. He podido discernir cual es la linea del horizonte y diferenciarla del hilo dorado del amanecer. He coincidido con el sabio de barba canosa de la mañana y con el hortelano madrugador. He creído vislumbrar el bastón de mando de la alcaldía debajo de la mano que aprieta la maneta de freno, en alguna ocasión, y he comprobado que la muerte de la noche y el nacimiento del día te premian con la primitiva de la serenidad a lo largo de la jornada. Al que madruga, irremediablemente, alguien le echa una mano, alguien muy poderoso que no es Dios. Piedras en el camino, pinchazos inoportunos, barr

Carabela portuguesa

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Que bello nombre el tuyo, medusa engalanada y señorona. Qué fatal destino te aguarda. A los turistas les da por meterse en el mar, tu casa, y encima eres tú, carabela de largos abrazos, la que molestas. Inhibe tus instintos, búscate nuevos mares, nuevos mundos, quizá en otro planeta, pues en este, casi, no tienes sitio. Eres malvada, perversa, pérfida. Eres un pavo real de las aguas con aguijón traicionero. No tienes derecho a danzar por tu Mediterráneo, ni por tu Atlántico, como lo has hecho siempre. Tu falta de cerebro racional hace que no te des cuenta de lo que molestas a los bañistas. Jodes las vacaciones a los habituales de los chiringuitos con el roce de tu piel, de gasa transparente y traidora. Los ecologistas se quedan en la orilla de la playa. Ahí es donde se queda el límite de su muy entrenada demagogia. Miran las barcas llenas de vuestros cuerpos muertos y sólo ven, algo parecido a bolsas de plástico. Basura. Los antitaurinos ( y en este caso antimedusinos) no comparten vue

El refugio

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Dime donde está tu refugio allí donde te escondes del frío sólo dímelo, no me lo muestres pues tuyo es, y sólo tuyo para que puedas huir cuando quieras esconderte, fugarte, respirar y mirar al mundo desde arriba Dime como es la atalaya pura, cristalina, donde escapas cuando la rutina te asfixia y quieres salirte de ti, de mi de todo lo que aquí abajo queda esos ojos que suspiran aliviados en tu colina disfrutan de la luz Dime donde está tu sitio prohibido para saber guardar la distancia y sentirme bien al pensar que en tu guarida te recuperas y regresas fuerte a la batalla del día a día que nos desgasta.

Porque esto es Africa.

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Hay pueblos que evolucionan y otros que se degradan. Y la evolución por sí sola no es garantía de desarrollo; tiene que haber síntomas inequívocos de civilización. ¿Se puede crecer sin tender a fenecer?, o sea, ¿se puede contemplar la idea de lo que se llama "desarrollo sostenible"? Yo creo que no, aunque en este tema, como en todos, la verdad está escondida entre la hojarasca de los matices. Vienen todas estas cavilaciones, a cuento de que no dejo de entrar y salir en la perplejidad que supone ver la algarabía, la euforia desbordada y la alegría bobalicona de las gentes que celebran los triunfos de la selección española en el Mundial de Fútbol. No puedo entender tanto aborregamiento. Me resisto a creer que es una cuestión mayoritaria e imperante en la sociedad española. Pero, día tras día, se confirma que desde los medios de comunicación y amparado asquerosamente por los políticos, se está creando una sociedad infantil y babeante, presa fácil para el manejo por parte de quie

Ánima mundi

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El alma del mundo, que existe es un viento sutil que viaja y busca refugio en el pozo oscuro y cristal de la mirada Energía, luz y esperanza que anida en los ojos tan negros y busca el frescor en el agua pues se viste de puro fuego. Génesis de hombre y cosmos que vertebra los días y las noches y que hipnotiza al que se sumerge detrás de ese mundo incierto que se abre más allá de las pupilas inabarcable como el universo

Insoportable curiosidad del ser

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" No sé en qué consiste que soy naturalmente curioso; es un deseo de saberlo todo que nació conmigo, que siente bullir en todas mis venas, y que me obliga más de cuatro veces al día en meterme en rincones excusados por escuchar caprichos ajenos, que luego me proporcionan materia de diversión para aquellos ratos que paso en mi cuarto, y a veces en mi cama sin dormir; en ellos recapacito o que he oído, y río como un loco de los locos que he escuchado..." Larra. Decía un compañero mío, y padre putativo en la administración pública, que yo debería haber sido inspector de aduanas, o por lo menos auxiliar administrativo con derecho a hurgar en maletas, bolsas de viaje y bolsillos solapados. Es un extraño frenesí el del curioso, una necesidad psicológica que reclama indagar en lo ajeno y zambullirse en las situaciones furtivas. Situarse acodado en una barra y robar imágenes por encima de la hoja de un periódico; desnudar presencias, atestiguar discusiones, velar sueños. El vuelo ras

Lo que de verdad obliga

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La famosa frase de Ortega, en la que se consideraba al individuo como un núcleo influido y presionado por el aura que lo rodeaba, se me ha venido a la mente esta mañana. Yo soy yo, sí, pero todo el extrarradio que rodea mi aura, es más yo mismo que mi propia persona. Si añadimos a esto una permeabilidad considerable a todo lo exterior, la vuelta de tuerca es aún más acusada. Son buenos tiempos para el individualismo. Más que eso: obligados. Fuerzas exteriores nos empujan dentro de nuestro círculo laboral ( el que todavía lo conserve), de nuestro círculo familiar, de nuestro propio círculo, el que limita con la piel. En los tiempos que corren, el teorema caló del "tanto tienes, tanto vales" es el esquema que reina. Qué pena. Por una palabra no se perfecciona: Cambiar tienes por eres. Operación sencilla pero no permitida. La circunstancia, amigo, la circunstancia. La dimensión en la que vives, las leyes que imperan, los roles que se han establecido, con cimientos de hormigón.

De qué sirve hablar o escribir.

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Los problemas vienen y van y nosotros permanecemos. Las circunstancias no hablan ni escriben ; su sola presencia y esencia bastan para que se resquebrajen las posibilidades de manejar las situaciones. El margen de maniobra es muy escaso cuando estamos luchando por sobrevivir y pagas las facturas a tiempo. Sólo nos queda la austeridad y las palabras. Escribir. Probar y ver si mediante la escritura podemos atenuar el efecto de las crisis en las ciudades, los pueblos, las casas, los portales, los bolsillos y los estados de ánimo. ¿Servirá de algo? Puede ser que no. De momento yo me envuelvo en palabras para tener menos frío, y practico el sano deporte de la escritura para curar los sabañones de la mente y entrenar el músculo de la inventiva, sobre todo, para tener más posibilidades de recibir un regalo hecho lote de libros o cheque, con el que poder arrancarle sonrisas a las cuatro menos cuarto de la tarde. Recortan los sueldos, congelan pensiones, encarecen gasolinas, alejan la posibili

La chica de la foto

Dejadla que se oculte del bullicio de la calle de la vorágine de la gente de este mundo que rueda y que le duele. Dejadla ocultarse un momento al abrigo de los callejones en los brazos de los gatos perdidos con pupilas hondas y azuladas que inundan con su calma Dejad que se pose y repose como el ave que pasa buscando el oasis de un momento donde nadie sea por ella ni un segundo siquiera. Deja que remueva papeles con la punta del pie sin pensar en nada tangible sintiendo, sólo temblando placeres de soledad y brisa

Negra mugre ¿progre?

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Los medios de comunicación han invadido nuestra vida. Son un chapapote pegajoso que es difícil de quitarnos de encima. No se va ni con "fairy". La política se ocupa de ocupar los huecos libres, limpios, que la mugre informativa apenas ha dejado en nuestros cuerpos y pensamientos. Hay que librarse de tanta porquería porque aqui no hay quien respire. Señalemos algunos de esos malolientes invasores y démosles vida en forma de palabras; a la vez, hagamos un ejercicio de catarsis y exhalando el aire detrás de su pronunciación lancémoslos al retrete del olvido.... pactos, Garzón, gurtel, Zapatero, Crisis,,, fffffffffffffff, apuesta, El Pais, La Gaceta, Obama, compromiso, social, UGT, CCOO,ffffffffffffff, Belén Esteban, brotes verdes, Salgado, repunte, izquierda, derecha, un dos tres. ¿Mejor? Concédase un tiempo. Esta terapia necesita de incubación, de periodo de disolución. Lo de fuera se va antes que lo de dentro y siempre queda la satisfacción de que lo hemos logrado nosotros mis

Vidas truncadas

Un banco de la calle inflama El beso cerrado del alba Las manos de uno en los hombros Del otro que los reclama Desde mi rincón escribo Espío desde esta atalaya Una mirada sincera Un amor sin doblez ni tacha Y mojando la pluma pienso En sus penosas andanzas En este Madrid justiciero De tirón cruel y navaja Tal vez añoren el viento Que atestiguó su mirada Primera vez... el deseo En tardes desangeladas ¿Quién sabe...? mi mente divaga por casas ajadas e infectas y en medio una cuna dorada o ni tan siquiera eso... ríos secos de esperanza. En ese momento una mano Dibuja una línea en la cara Delatando la mancha negra Estigma de aguja infectada Ésta la mano que brega Que surca la oreja y que viaja Se va deteniendo en los labios De almendras garrapiñadas Comidos por el mal fario Devorador de las almas. Y de un golpe se esfuman De mi mente las buenas estampas Las alegrías futuras Retozos tibios de cama. Me sumergí en un momento Un instante en su rayo de calma Beso lento, ojos cerrados Acunándose

La línea del horizonte

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Otra vez se dibujó la línea del horizonte delante de ella. Pero a diferencia de aquella primera aparición, años atrás, que fue como la visita de un ángel, esta vez el acontecimiento brotó como una bruma incierta que ocultaba la luz de un futuro por construir, el ánimo en horas bajas y el rumbo a un destino desconocido. Parecía que estaba predestinada a emigrar cada cierto tiempo y establecer relaciones con fecha de caducidad, sin raíces. Pero el paso de los años ya había hecho mella en la fortaleza de su resistencia, y el cierre de las cremalleras provocaba esta vez que alguna lágrima asomara por el quicio de sus ojos. Sylvia no era de las que echaba la vista atrás. No lo hizo la primera vez que abandonó la casa de sus padres. Era todo ansia de futuro, avidez de caras nuevas y de aires extraños. Otras se fueron mucho antes, movidas por las ganas de hacer algo de dinero y de comprarse un coche que no tuviera que pisar barro y llevar alpacas de paja. Ella tuvo un sentimiento repentino

La calle Atocha

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La calle Atocha es una señora sesentona, con sus prejuicios y sus resabios. Ha estado aquí desde hace la tira y se las sabe todas. Prolonga su sombra gris para que todo el mundo resbale por encima de ella, llevando su existencia a cuestas y sus prisas, y ella, como una madre permisiva, deja al libre albedrío del devenir nuestras causas y nuestras cuítas. Pervive en la memoria y sobrevive a las obras y los asfaltados. Mira de reojo las malas acciones y los milagros diarios. Renace todos los años con las colas de beatas del Cristo de Medinaceli. Se pasea con el bolso bien pegado al cuerpo y cuando alguien pregunta por ella siempre aparece por la bocacalle más cercana. La calle Atocha se toma sus vinitos en Huertas, y queda con sus amigas en Lavapiés para recordar los tiempos mozos, cuando una vecina era una hermana y una enemiga a la vez, y los recuerdos todavía recuerdan las fiestas chulapas y las gallinejas. Sobrevive en un refunfuño a los botellones y las vomitonas, y no le gusta much

Pasar página. Nuevo capítulo

Porque la vida es una sucesión de personajes y situaciones. Es verdad. La vida es una novela coral, una tómbola multicolor amable y cruel a la vez. Desde que ha llegado Miguel a nuestras vidas ha cambiado todo, y todo sigue igual, paradojas de los libros y de la literatura. A todo se acostumbra el cuerpo y a todo se amolda la mente, hay que joderse. A mí, que me quitaran el sueño, que me robaran horas al descanso, se me hacía un mundo, pero ahora me doy cuenta de que no es para tanto. Los sunamis del miedo a lo desconocido no llegan ni a regato de agua. Podemos con todo. Mi mujer, en un principio, divisaba la cuesta arriba de tener que manejar a la personita que se coló en casa un buen día como si fuera un reto, un "guay paut" difícil de traspasar, y mírala ahora, tan "pichi richi", recreándose en el trabajo bien hecho y de regodeo por saber que ha conquistado las cimas del deber cumplido. No me extraña. Miguel, ajeno a todo y a todos, vive en un estado onírico pega

La espera.

La incertidumbre crea sensaciones bulliciosas y estimulantes. Es una dosis involuntaria de adrenalina que huele a futuro, y como tal, hace que el punto de mira se nos rebele; nos hace la pascua para mantener el equilibrio, balanza vital. Mi incertidumbre particular reside en el hecho de ser padre, casi nada; así como manejar una escopeta de feria para conseguir un premio que se sale de lo normal. Los nervios atenazan, y cuanto más lucho por mantener la concentración, la mirada fija, la mente avizorada, más me molestan los ruidillos de la feria que me rodea. En los cursillos te enseñan a respirar para que la diana no baile ante el pipiolo aspirante, para que el centro no baile al son de los golpes de pecho, pero bien se guarda el feriante porvenir, que no te quita ojo. Nada altera más que ver a tu hijo dentro y querer, a ráfagas intensas, tenerlo en tus brazos ya pasadas todas las tormentas y nubarrones, aunque todos te digan que al final no pasa de ser un chaparrón incómodo. Dentro y f